14 feb 2017

Cric Crac


Y oía rumores en la estación...
Crujidos, aullidos y demás soniquetes extraños que la hacían desconfiar.

Miraba constantemente las luces del tren a su derecha mientras que por el oído izquierdo oía el ulular de los raíles ajados por el agua y el viento.

La pandilla del andén de enfrente la ponía nerviosa:
Uno de ellos con el móvil en la mano la miraba como si estuviera perdida en medio de un pajar.
El de la bolsa del Carrefour llena de alcohol se reía de su amiga latina por llevar corsé.
Había otro más colándose por encima de los torniquetes que empieza a increpar al de la bolsa.


Insultos gordos y contundentes.

Silencio.

Un whatsapp del otro tío.

Silencio.

Un whatsapp mío.

Un crujido y la sangre brotó.